martes, 18 de noviembre de 2014

EL LEGADO DE NUESTRA MATRIARCA SARA





Por : Marjori Arango

A través de la historia es posible ver como el rol de la mujer ha sido trastrocado y tergiversado, lo cual ha llevado a crear movimientos sociales mal llamados “feministas” que pretenden igualarla con el hombre y mucho más, sobrecargar su papel, pretendiendo que la mujer asuma funciones que no le competen, ni para las cuales ha sido diseñada.

Pero ¿Como podemos retornar a nuestra senda en estos tiempos donde la sociedad ha puesto esta carga impositiva sobre los hombros de la mujer? Solo volviendo a la raíz de nuestro ser, a la esencia de nuestro género, mirando al ejemplo dado por nuestras matriarcas.

Empecemos por la mujer mas influyente de nuestra historia, Sara. Mucho se habla de nuestro Padre Abraham, y de las muchas cosas que hizo, pero nada de ello lo hubiese logrado sin la ayuda de ella. Físicamente Sara era una mujer atractiva, pero esto se tornaba insignificante ante su belleza espiritual; mujer inocente y valiente, con gran revelación profética (Rashi afirma que sobrepasaba a la de Abraham).

Pero ¿Como adquirió estas virtudes?

Sara tenía una conexión permanente con El Eterno, esperaba hacer lo correcto ante Sus ojos, su hogar era consagrado a los valores de la Torá, la paz, bondad y honestidad, lo cual era irradiado con gozo, todos los días de Sara fueron felices, era una mujer alegre, no le importó cuanto tardó en llegar a Canaán desde su partida de la tierra de Ur.

Independiente de su diario trajinar, de cuantos invitados desconocidos debía atender, nunca se quejó de ello, las puertas de su tienda permanecían siempre abiertas para todo aquel que pasara.

Sara estaba disponible para colaborarle a Abraham, aún si de repente le encargaba amasar tortas de pan ya que tendría visita (¿Que tal que tu esposo te diga que ha llegado con unos compañeros de trabajo a almorzar?).

Sara no solo influenció su familia, también lo hizo con su comunidad, con los cercanos; si Abraham se ocupaba de enseñar a los varones sobre el monoteísmo, ¿Quien lo debería hacer con las mujeres? ¿Quien estaba pendiente de la educación de su hijo? Su grado de sensitividad y objetividad era tan elevado, que sabía que solo su hijo sería el heredero espiritual de Abraham, porque era una mujer fiel y leal, no solo con su esposo sino también a HaShem.

La fortaleza, rectitud moral y fidelidad de Sara con El Eterno, permitieron la supervivencia del Pueblo Judío, fue su sensitividad espiritual que asintió la existencia de nuestro Pueblo. Es por la mujer que la familia se mantiene, es por nosotras que ha llegado y llegará la redención. No en vano se cita en Bereshit 3:15: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya..”.

Una vez que Sara exhaló, plena de belleza espiritual y física, la Torá se centra en la vida de su hijo Isaac mas que en la de Abraham, porque la esencia de Sara fue trasmitida y permaneció en su hijo y es el legado que todavía permanece en las mujeres judías. Esta es la herencia que dejan los justos al partir de este mundo.

Recordemos el regocijo de nuestra matriarca por cumplir la voluntad del Creador, que no mengūe nuestro entusiasmo en Erev Shabat ni en la preparación de nuestros Moedim; ante todo esté el Servicio a HaShem como si fuese la primera vez que lo hiciéramos. Que nuestros días por esta tierra sean de poder prever la voluntad de Di/s y actuar de acuerdo a esta, para cumplir con el Plan Divino, haciendo el bien y que la Santidad del Shabat permanezca en nuestros hogares, las oraciones del jala sean respondidas y la Shejina cubra a nuestras familias por la voluntad de nuestro Creador.

“El fundamento del hogar Judío es la mujer, donde la Tora es su guía y las mitzvot su fuerza”

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